(126) EL CRISTO DE NAZARET
1
Soñé que en la playa
de un mar me vi,
era el mar de Genesaret,
la gente seguía con frenesí
al Cristo de Nazaret;
noté que los ojos del ciego abrió
y al momento le hizo ver;
yo vi que al cojo por fe sanó
el Cristo de Nazaret.
CORO:
Yo también quiero
amarle por siempre,
en él mi deleite hallaré;
me salva, me cuida y me guarda,
el Cristo de Nazaret.
2
Su amor, su ternura y compasión,
olvidarlos jamás podré;
salvóme de toda condenación
el Cristo de Nazaret;
sus manos heridas me señaló
y me dijo, "por ti sufrí".
Rendido a sus plantas, mi ser salvó
el Cristo de Nazaret.
3
Las ondas furiosas del mar calmó
al impulso de su poder,
la turbia corriente el mandato oyó
del Cristo de Nazaret;
es dulce, bendita y serena paz
la que inunda mi pobre ser,
mi vida en la diestra potente está
del Cristo de Nazaret.
4
Ven tú que en el mar
turbulento estás,
salvación hallarás en él,
en tu alma la dulce quietud tendrás
del Cristo de Nazaret,
me ordena decirte el mensaje fiel,
que de paz llenará tu ser,
si sólo permites que more en ti
el Cristo de Nazaret.
Autor: Manuel Bonilla
Himnario de Suprema Alabanza no. 126
Himnario de Alabanza y Victoria no. 141
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