(333) LAS HERIDAS
Un hombre postrado
Estaba orando con agonía
Vencer la muerte podría
Orándole a su Creador,
La noche estaba muy fría,
Ya todos lo habían dejado
Clamaba muy fatigado
Pasa esta copa de mí.
CORO
La gente gritaba: “Crucifícale
Crucifícale”, la gente gritaba
Crucifiquen al Señor.
2
Por fin se estaba cumpliendo
Lo dicho por Isaías, diciendo que
Acabaría sin queja, y ningún clamor;
Ya Pedro lo había negado y Judas lo
Había entregado, como un cordero
Clavado, ahí su vida entregó.
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